miércoles, 22 de abril de 2009

LAS TRES BARRERAS

Llego un discípulo de Sócrates con él, y le dijo:
-Maestro, quiero contarte como un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…
Sócrates lo interrumpió diciendo:
-Espera. ¿Ya hiciste pasar a través de las tres barreras, lo que me vas a decir?
-¿Las tres barreras?
-Si replico Sócrates-, la primera es la VERDAD. ¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que quieres decirme, es verdadero en todos sus puntos?
-No, lo he oído decir a unos vecinos…
-Pero al menos lo habrás hecho pasar por la segunda barrera, que es la BONDAD. Lo que quieres decir, ¿es por lo menos bueno?
-No, en realidad no, al contario…
-¡Ah! -interrumpió Sócrates-, entonces vamos a la tercera barrera. ¿es NECESARIO que me cuentes eso?
-Para ser sincero, no. Necesario no es.
-Entonces –sonrió el sabio-, si no es VERDADERO, ni BUENO, ni NECESARIO…sepultémoslo en el olvido.

NUNCA TE DESANIMES

El único sobreviviente de un naufragio llego a la playa de una diminuta y deshabilitada isla. Pidió fervientemente a Dios ser rescatado, y cada día escudriñaba en el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar.
Cansado, finalmente opto por construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y almacenar sus pocas pertenencias.
Entonces un día, tras de merodear por la isla en busca de alimentos, regreso a su casa y encontró su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido, lo había perdido todo. Quedo anonadado de tristeza y rabia.
“Dios, ¿cómo pudiste hacerme esto?”-se lamento.
Sin embargo, al día siguiente fue despertado por el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a rescatarlo.
“¿Cómo supieron que estaba aquí?” –pregunto el cansado hombre a sus salvadores. “Vimos su señal de humo” –contestaron ellos.
Es fácil descorazonarse cuando las cosas marchan mal, pero no debemos desanimarnos porque Dios trabaja en nuestras vidas aun en medio del dolor y el sufrimiento. Recuerda la próxima vez que tu cabaña se vuelve humo, puede ser la señal de que la ayuda y la gracia de Dios viene en camino.

domingo, 19 de abril de 2009

LA CARRETA VACIA

Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: - Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:- Estoy escuchando el ruido de una carreta. - Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía...Pregunté a mi padre: - ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos?Entonces mi padre respondió: - Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, juzgando y criticando, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: “Cuanto más vacía esta la carreta, mayor es el ruido que hace".